LOS CUATRO JINETES
Los siglos mensajeros
trajeron a este mundo su fiel hueste
de nobles y escuderos
vencidos por la agreste
semblanza nauseabunda de la peste.
De no probar la vida
miles de cuerpos finos como alambre
y ávidos de comida,
por Dios no más enjambre
de seres sometidos por el hambre.
Ya estamos concienciados,
no cabe una batalla en esta tierra,
mundos globalizados
todo al clavo se aferra,
mas llega un loco y estalló la guerra.
Te persigue, es certeza,
no se irá de tu vida sin haberte
visto, por tu cabeza
ronda sin conocerte,
esta es la negra magia de la muerte.
Son los cuatro jinetes
que desean el caos por bandera,
pudieran ser juguetes,
o ancha rima guerrera;
¡Mas contra ellos luchad la vida entera!
QUIERO DIMITIR DE MI CUERPO
Me encuentro desvalido y delirante
como una bruma en madrugada ciega,
como un tren con retraso que no llega,
siento este frío aquí, tan lacerante.
Malas horas de hastío y sangre muerta,
de débil lumbre física y sombría,
cuya savia gastada yace fría,
y el Otoño reclama ya a su puerta.
Cuando apenas un ápice de fuerza
quiere sobresalir entre las nubes
y allí es dónde tú vas, quieres y subes,
y tu alma por llegar allá se esfuerza.
Pero un terrible grito como dentro
de una caverna oscura sale fuera
no es la flor esencial de primavera
es mi gutural voz del epicentro
de mi espíritu mágico, insociable
que quiere abrirse a las personas pero
mas no le basta fácil con un quiero
ni tan sólo con ser un tipo amable.
Ese es tal vez mi mal, todos mis males,
que soy un solitario siempre errante
voy con la soledad tan por delante
que entre la gente estoy entre animales.
Estoy herido, pasan los minutos,
las lluvias y truenos vienen fuertes
en esta hora pálida de muertes
los segunderos visten hasta lutos.
Ya todo decidido está, sin duda
dimitir quiero de mi cuerpo enfermo,
de mi monte, del llano y río yermo,
irme tan solamente, alma desnuda.
Desnuda alma que vuela por las lomas,
que bebe de los ríos, de frutales
se alimenta, reposa en manantiales
y guarda como tacto los aromas.
EL SUSPIRO CELESTE
El suspiro celoso de la pradera,
las blancas alas gozosas y ebrias,
el furor de fuego de la centella:
¿Oh que mujer tan bella?...
Del rubio trigo su fresca esencia,
un sueño que por fin se cuenta,
renunciar de una vez a la botella:
¿Oh que mujer tan bella?...
Ese agua para la boca sedienta,
las pupilas que son hogueras,
una gran virtud que te atropella:
¿Oh que mujer tan bella?...
POETA SOY YO
A cada instante que una fiera llama
arrincona y quema ansiosa
las esperanzas de mi corazón…
Al mirar tus encendidos ojos malvas
chispear como rizos de fuego
que quieren alzarse al sol….
Mientras dormido estoy descansando
y el insaciable espíritu viaja
por el sueño purificador…
Cuando en los acogedores bosques
me adentro para el silencio
poder escuchar en su esplendor…
Si inquietudes me dicen que a ella
tan dulcemente la amo
porque sabe cantar con otro son …
Puesto que pinto las rebeldes palabras
además de duras vicisitudes
con un ímpetu arrebatador…
¡Poeta soy yo!
Juan C Almarza
domingo, 12 de septiembre de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
:)
ya ves, anduve dando un paseo por aqui
hice un blogspot. ( añadi tu enlace )
para ver la soledad de los blogspot
y de aburrimiento clicar y encontrar
la soledad de otros blogspot.
se hace trabajo , para que ?
...........amigo,
para apoyar al compañero
que es poeta
y está solo en el camino.
Publicar un comentario