EL TRANSCURSO DE LOS DÍAS
La niebla de los días;
mi letargo,
que tiene por afán y
por costumbre
bajarme al foso de la
pesadumbre
donde converjo con
sabor amargo.
Los días me sumergen
en un largo
sueño aledaño de la
incertidumbre
y con las manos
dentro de la lumbre,
asimilo, del tiempo
soy encargo.
Y las semanas, meses
y los años
se persiguen, y
pierdo en el combate
fraticida el reloj
adoquinado.
Los días son pantanos
muy extraños
donde mi corazón sin
fuerza late
y se hunde sin su
brillo de amor dado.
Este es uno de mis últimos sonetos.
A continuación os pongo un poema
introductorio del poemario referido;
HISTORIAS
QUE CANTAR
Me he sumergido vivo en los infiernos
y allí, entre las
paredes de tristeza
que oprimían las vidas, la belleza
me dijo: “Corazón de los inviernos
más furiosos, no quieras retorcernos
de dolor con tus versos. Entereza
tú demostraste, deja que te meza,
deja que a ti te acunen los más tiernos
corazones. Revive esas memorias
de amor para calmar vicisitudes
y hacer andar caminos de encinares
a los que quieres”. ¡Cierto!, dije, historias
que cantar a mi gente. No lo dudes;
es hora de narrar mis despertares.
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